El reto del cambio en la edad adulta
“Cambiar” suele interpretarse como la capacidad de “lidiar” mejor con la creciente complejidad del mundo. Para “lidiar”, sumamos nuevas habilidades y agregamos recursos para responder mejor a los desafíos. Habilidades que resultan, sin duda, valiosas pero que son insuficientes ante los retos actuales. En realidad, lo que experimentamos es una brecha entre la complejidad del mundo y nuestra propia complejidad mental. ¿Qué hacemos para resolver este desajuste? Dado que no podemos reducir la complejidad del mundo, no nos queda otra opción que incrementar nuestra propia complejidad mental para enfrentarnos a nuestro presente y futuro.
Pero, ¿Es posible incrementar la complejidad mental en la edad adulta? Hasta hace pocos años la ciencia señalaba que el desarrollo neuronal profundo concluía en la juventud, quedando el cerebro básicamente conformado en cuanto a complejidad mental se refiere. Sin embargo, son diversos los estudios e investigaciones que demuestran que la capacidad del cerebro humano para crecer en complejidad mental se extiende a la edad adulta. El estudio de K. Eigel, por ejemplo, “Leader Effectiveness” (PhD diss., University of Georgia, 1998), relaciona la complejidad mental con la efectividad profesional. Los resultados muestran que la pendiente de la curva entre ambos factores es positiva, en un colectivo de directores generales y directivos de alto potencial.