La tolerancia a la adversidad
Anuncio publicado por Ernest Shackleton (1874-1922) para reclutar tripulantes para su Expedición Imperial Transantártica (1914-1917) a bordo del Endurance
El explorador polar Sir Ernest Shackleton representa, aún en nuestros dÃas, un paradigma de la perseverancia y la tolerancia a la adversidad. Shackleton dedicó muchos años de su vida a lo que consideró el último gran objetivo de los viajes en la Antártida: cruzar el continente helado de punta a punta pasando a través del polo. Con este objetivo promovió y dirigió la llamada Expedición Imperial Transantártica (1914-1917) pero la mala suerte se cebó con la empresa cuando su barco, el Endurance, quedó atrapado en una banquisa de hielo que lo fue aplastando lentamente y lo acabó hundiendo. Shackleton y su tripulación quedaron aislados durante más de dos años, pero gracias a la fuerza y el ejemplo de su lÃder lograron regresar todos sanos y salvos del continente helado.
¿Nacemos o nos hacemos en la actitud de tolerancia a la adversidad? Es esta una cuestión relevante ya que esta capacidad resulta esencial en cualquier lÃder. Al Siebert, autor de «The Survivor Personality» sostiene que las personas, en mayor o menor grado, nacemos equipadas con esta capacidad. Ante un desafÃo, la clave es entender si nos vemos como vÃctimas de lo que sucede o, por el contrario, si nos reconocemos en capacidad de plantarle cara a la situación. Esta distinción es importante ya que los pensamientos tienen la propiedad de que se auto-validan en nuestra mente: si creemos que podemos hacer alguna cosa al respecto, efectivamente la haremos. En definitiva, no podemos cambiar lo que nos sucede pero sà podemos escoger la respuesta, el comportamiento, ante ese problema.