Valentín Giró relata el momento de la verdad: todo listo para ir a cumbre

Panorámica del Karakorum desde el Campo IV de la vía dele Espolón de los Abruzzos (8.000 m). Al fondo y en el centro se divisa,estilizada, la esbelta línea del Masherbrum (7.821 m)
En junio del año 2004 un pequeño equipo de cinco alpinistas – Óscar Cadiach, Manel de la Matta, Jordi Tosas, Jordi Corominas y Valentín Giró – partimos, rumbo a Pakistán, con un gran sueño a cuestas: escalar el K2, la “Montaña de las montañas”, por la vía Magic Line. Con sus 8.611 metros de altura el K2 no es únicamente la segunda cumbre más alta de la tierra. Su desnivel y verticalidad la convierten en el único ochomil que permite divisar, desde el Campo Base, a un alpinista que esté situado en la misma cumbre. Se dice del K2, por su dimensiones, que es una montaña que empieza donde otras acaban. Estimado lector, a través de mi Blog quiero compartir contigo esta historia que ha marcado mi vida para siempre, por lo que viví y aprendí, pero, sobre todo por lo que en ella perdí. La historia de la Magic Line del K2 narra cómo cinco alpinistas que compartían unos valores se entregaron para hacer realidad un ambicioso sueño. Espero poder transmitirte fielmente todo esto y mucho más a lo largo de sucesivos posts que iré publicando.
El día 14 se instaló una pequeña tienda de altura que serviría como Campo IV, a 8.100 m.
El día 13 de agosto de 2004 Manel, Coro y Óscar emprendieron el ascenso al Campo III del “Púlpito” y yo partí con Ghulam a instalar una tienda de altura en el Campo 3 de la vía de Abruzzos (7.450 m) para preparar el descenso. Llevaba conmigo el teléfono satélite – para hablar con Cofre, nuestro meteorólogo, y seguir la evolución de las previsiones – y un walkie para comunicar y pasar los partes del tiempo a la cordada de ataque, que iba con dos walkies más. Fida nos ayudaba también desde el CB pasándonos los registros de temperatura y humedad con un cuarto walkie. Entre todos formábamos los eslabones de una cadena que sentíamos sólida y prometedora. Pendientes de cada detalle, conscientes de que en esos momentos cruciales cada pequeño paso era una victoria, fluíamos y nos veíamos como un equipo único, pequeño pero sin duda el mejor posible, haciendo realidad un gran sueño luchado paso a paso y entre todos construido.
En todo proyecto se dan determinados “momentos de la verdad”, instantes o periodos más o menos breves que ponen a prueba a todas las personas y al equipo. En la Magic Line uno de esos momentos fue sin duda el ataque a cumbre, que decidimos llevar a cabo en lo que probablemente fue una de las últimas “ventanas de oportunidad” meteorológicas de la temporada, antes de la llegada del mal tiempo. La forma cómo se afrontan estos momentos clave, con mayor o menor confianza y consistencia, es fruto de todo el trabajo anterior, del edificio que el equipo ha sido capaz de ir construyendo, paso a paso.
Habiendo pernoctado ya una noche en el “Púlpito”, el día 14 la cordada de ataque pudo instalar una pequeña tienda de altura que serviría como Campo IV durante dos noches, a 8.100 m de altura, ya muy arriba en la Magic Line. La entrada del buen tiempo se retrasó un poco y el ataque a cumbre, desde esa cota tan elevada, no se iniciaría hasta la madrugada del 16 de agosto. Recuerdo la tensión vivida durante esas horas previas, casi minuto a minuto. Yo estaba en el Campo 3 de Abruzzos sufriendo una complicada noche de estrecheces y alucinaciones con Ghulam, fruto de su testarudez y su deshidratación. Entre aquellos fuertes alaridos casi no podía oír lo que Jofre me decía a través del Thuraya, el teléfono vía satélite, y perdí los nervios en más de una ocasión suplicando a Ghulam que bebiera de la cantimplora de una maldita vez. Para complicar más las cosas, un fortísimo viento del Sureste nos obligó a medianoche a incorporarnos para poder sostener las varillas de nuestra tienda. En esas circunstancias, llegué a temer por la vida de mis compañeros, protegidos muy precariamente a más de 8.000 m en la Magic Line, y dudaba seriamente de que pudieran lanzar de madrugada, y según lo previsto, el definitivo ataque a cumbre.